30 agosto 2006

Cuatro minicuentos de Enrique Enríquez


I

Mi hijo quiere volar un cocodrilo como si fuese una cometa.
Tiene razón.
Los papagayos no muerden, ¡qué aburrido!
Quizás pudiésemos tener un cocodrilo volador, y llevarlo al parque.
A que nos cace una jugosa catirita para la cena.


II

Hoy hice llorar a una niñita en el zoológico.
Le dije que la morsa era un vampiro, y ella, la próxima víctima.


III

Esa niñita que vive en frente no es de fiar.
En Navidad los regalos se los trae un cuervo, no Santa Claus.
El cuervo le trajo un bebé de juguete, pero a la semana el bebé empezó a crecer.
Al mes, el bebé ya era todo un maniquí.
Tuvieron que ponerle interiores.
¿Ves? Te digo que la niñita es un problema.


IV

Quiero dibujar una carita feliz en la luna.
Sólo necesito que la NASA me haga un cohete con jacuzzi.
El jacuzzi no es para mi, es para el hipopótamo.
Usaré al hipopótamo para dibujar con sus huellas en la luna.
Será muy fácil, tan pronto como el hipopótamo aprenda a hablar por radio.
El problema es que la gente de la NASA no responde mis llamadas.
Tampoco el hipopótamo.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Muy buenos. EE tiene una facilidad para escribir estas vainas tan bien que provoca venir es a leerlo.

5:23 p.m.  
Blogger Sofía said...

Sonrisas, sonrisas, sonrisas! :)

7:49 a.m.  

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